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Entonces, cuando Persia fue polvo, Filípides arrojó su escudo y se echó a correr como una liebre durante 40 km por los desolados, rocosos y montañosos campos de Grecia. Motivado por la victoria ateniense, corrió con el objetivo de anunciarle al pueblo griego que habían vencido a los Persas en la Batalla de Maratón (490 a. C.). “Hemos vencido”, gritó el soldado mensajero cuando llegó al imperio Griego, para luego morir en brazos de su pueblo. Cayó desplomado y ese fue su fin, sin saber que su epopeya iba a eternizarse en el tiempo, que su legado trascendería los siglos ilustrado por la historia del deporte, que su nombre “Filípides” se convertiría en leyenda y que la maratón se crearía en honor a su nombre y a su gigantesca hazaña, desde que el Barón Pierre de Coubertin fundó los Juegos Olímpico Modernos en 1986 en Atenas. Desde aquel entonces, en cada Juego Olímpico, la maratón fue la última disciplina competitiva, la más simbólica y con la que se cerró cada juego realizado. En la maratón, cada corredor rencarna en Filípides para hacerse de temple, sacrificio, entrega, voluntad, coraje y más, para llegar a cumplir su objetivo sea cual fuese, en cuanto a sus pretensiones y posibilidades.
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El origen de la maratón en la historia tradicional, es una combinación de diferentes fuentes griegas antiguas que gozan de diversos grados de autenticidad y otras muchas falsedades difíciles de comprobar.
Existen divergencias en cuanto a la historia que dio origen a la carrera más común y popular. Uno de sus orígenes y el que tomo como el más valedero entre los citados, se halla en la leyenda de Filípides, que nos lleva a la “batalla de Maratón”, la cual tuvo lugar en Grecia, en la llanura de Maratón en el año 490 a.c. en las inmediaciones de la ciudad griega. La misma fue escrita por Luciano de Samosata un siglo después de la batalla, que originó lo que hoy conocemos como la cerrera de maratón.
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Pero además de la versión de los hechos escrita por Luciano, existen otras: la versión de Plutarco, escrita 500 años después, que atribuye la carrera a un tal Tersipo y la de Herodoto, escrita 40 años después de la batalla y que coloca a Filípides en otro escenario.
Herodoto, en su obra “Los nueve libros de la historia”, cuenta que Filípides fue enviado de Esparta a Atenas para solicitar ayuda, ya que el ejército persa se encontraba muy cerca de las llanuras de Maratón, y que recorrió en 48 horas los 246 kilómetros que separan a ambas ciudades.
Como ambas historias no coinciden en sus relatos, ya que Filípides no podía estar en dos sitios a la vez, muchos creen que la versión de Herodoto es la acertada, dada la cercanía del escrito con los hechos narrados, aunque sigo insistiendo que la versión de Luciano me parece más atractiva.
Sea como fuere, lo que sí es cierto es que ambas historias han sido homenajeadas en forma de carreras: la Espartatlón, que recorre la distancia desde Atenas a Esparta desde 1983, y la Maratón, creada en honor a la leyenda de Filípides, desde 1986.